La lluvia caía monótonamente, resbalaba por los edificios y se colaba en las alcantarillas. Gota tras gota. Un chico dejaba que la lluvia se deslizase por su pelo moreno y continuase por su cara. No le importaba que aquello sucediese, últimamente no le importaba nada. Toda su vida había cambiado en tan sólo unas pocas semanas. Había perdido lo más importante y había conseguido lo que siempre había soñado.
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